Un poco de Historia

Cuando me preguntan a qué me dedico suelo contestar que enseño Excel, así que la siguiente pregunta que me hacen casi siempre es: “Ah, ¿o sea que sos docente…?”

Pero la verdad es que no. Soy de sistemas pero con habilidades naturales para transmitir todo lo que sé.

Amo enseñar y aunque es algo que descubrí lo suficientemente tarde como para no haberme convertido en maestra, es una actividad que ejerzo a diario a través de mi trabajo.

Me crié y crecí en Bariloche. A mis padres les gustaban el Sur, los lagos y las montañas, así que tomaron la decisión de vivir en esta pequeña-gran ciudad de nuestra Patagonia.

A los 15 años, en plena adolescencia, había algo que ya tenía claro: y era que no me gustaba el frio (sigue sin gustarme), ni el viento, ni la nieve. Claro, tenía esperar a terminar la secundaria y elegir una carrera que me permitiera estudiar lejos de esa zona de crueles inviernos.

Entonces decidí seguir a carrera de «Sistemas». Corrían los años 80 y la computación todavía era algo «nuevo», y que por el momento sólo había llegado a Buenos Aires.

En esa época, trabajaba de 9 a 5, estudiaba en el horario vespertino, viajaba en bondi, en fin, hacía malabares para sostener mi departamento de soltera. Los días eran agotadores, pero yo era inmensamente feliz. Por fin estaba lejos del frío, en una gran ciudad (adoro las grandes ciudades), y había descubierto mi pasión por los sistemas.

Mi primer «buen» trabajo fue en Xerox Argentina. Digo «buen» trabajo porque fue el primero que se vinculaba con mi carrera, el único en el que duré más que un suspiro y significó un campo de entrenamiento donde aprendí todo lo que necesitaba para despegar.

Fui «demostradora» y «capacitadora» bajo los estándares de una multinacional, lo que me permitió descubrir que «eso» que a mí me fluía tan naturalmente podía tener una forma y un procedimiento.

Enseñar se convirtió en mi pasión.

No disfrutaba tanto de estar sentada horas programando una computadora (aunque confieso que me encanta), como estar junto a un grupo de personas ayudándolas a aprender.

Así, fusioné la informática con la didáctica.

De Eureka al Método

Las computadoras de escritorio habían llegado para quedarse. Cada día más y más personas se encontraban de pronto con un armatoste en el escritorio, y tenían que aprender a hacer su trabajo con la PC. Entonces pasaban por los Training Centers -que en esa época proliferaban- y tomaban cursos de Lotus 123 y de WordPerfect, que fueron los antecesores de los que vos usás todos los días. Todo eso, en entorno DOS y ¡sin mouse! (difícil de imaginar, ¿no?)

Me especialicé en el uso de las planillas electrónicas, pasando por Lotus 123 y QuattroPro hasta llegar a Excel. Aprendí a usar todas sus funciones, leí miles de libros, fui instructora en aquellos Training Centers, y enseñando aprendí taaanto que me animé a probar mis conocimientos y certifiqué como «Microsoft Certified Product Specialist».

Yo veía que enseñar computación a los adultos en el entorno de trabajo tenía algunas particularidades, y yo quería lograr que de verdad pudieran aprovechar mejor la tecnología y que no se bloquearan. Es por eso, que tomé cursos para perfeccionar mi método de enseñanza, como el de «Recursos didácticos para capacitadores no docentes», Formación de formadores, Técnicas de enseñanza para adultos, etc.

Finalmente, desarrollé mi propio método de enseñanza, diseñé ejemplos y ejercicios, formé a otros formadores y me convertí en proveedora de servicios de capacitación en informática para grandes empresas.

Coaching para optimizar procesos

En mi búsqueda constante por mejorar como capacitadora y tener más herramientas para trabajar con empresas y con adultos, hice la carrera de Coaching Organizacional, que le dio a mi bagaje de conocimientos un toque mágico, lo que me permite actualmente brindar servicios de Coaching Tecnológico.